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Ser arquitecto no fue una decisión difícil; se daba
por sentado, desde el principio. Provengo de un taller de cantería,
sabe usted, que era el de mi padre, y siempre tuvimos cierta relación
con los edificios. Así, cuando niños, nos dejaban participar en todo
desde el mismo principio. Nuestro principal trabajo, sin embargo, era
comprar café -una jarrita llena por dos Plefnnig y salchichas y queso
por cinco- para todos los canteros. Pero algunas veces podíamos trabajar
como canteros y mas tarde, incluso labrar algún sillar. Esto era para
nosotros una tarea importante, ¿sabe?, y solo ocurría raramente. No
tenían suficiente confianza en nosotros. Pues, mas tarde, cuando deje la
construcción, me puse en un negocio de estucos, y fue ahí donde aprendí
a dibujar. Uno tenia que dibujar detalles grandes en paredes
verticales, a tamaño natural, y en los techos. Podía ser Luís XIV por la
mañana, Renacimiento para un comedor por la tarde, o Gótico para una
biblioteca.
De tanto en tanto, se inventaban nuevos ornamentos, ornamento
moderno, hojas de castaño con frutos abiertos colgando. Después de esto,
yo era capaz de dibujar cualquier cosa a mano alzada, sin importar lo
que fuera.
Cuando habla a más estudiantes de ese periodo, suelo darme la
vuelta, tomar un trozo de yeso y dibujar un motivo sin apenas mirar. Ve
usted, realmente, es como patinar, ¿sabe?. Lo aprendes para el resto de
tu vida. No lo olvidas nunca (Entonces tomo un empleo en los servicios
técnicos del distrito de Rixdorf, en Berlín, donde participo en las
obras del interior de la Cámara del Consejo, todo en madera). Pero de
madera yo no sabia nada y así, aunque lo intente durante dos o tres
meses, finalmente decidí dejar el trabajo e irme con Bruno Paul a
dibujar detalles de mobiliario (Mientras estaba con Bruno Paul, obtuvo
su primer encargo: la casa Riehl en Neu-Babelsberg). La familia Riehl
había decidido construir una casa, pero querían un hombre joven, no un
famoso. Y joven es lo que yo era. Yo tenía 20 años. Así que deje el
despacho de Bruno Paul y trabaje en los planos de la casa. No era una
villa, era más bien como las casas de estilo local en Weerder, el estilo
de Mark Brandenburgq, un simple tejado, un frontón, ventanas en la
buhardilla. (Esto era en 1907,. Entonces se fue, y de 1908 a 1911 estuvo
en el despacho de Peter Behrens).
Allí conocí a Le Corbusier. Se marchaba cuando entre en el despacho.
Por lo tanto, en realidad, apenas pude conocerle, pero Gropius estaba
alli, como ayudante de Behrens. (Cuando Mies estaba en este despacho,
Behrens después de su trabajo para AEG, recibió el encargo de la
embajada alemana en San Petersburgo).
Era en realidad una especie de palacio, arquitectonicamente a lo de
Palladio o algo asi. Pero Behrens decidió usar granito finlandés. Esto,
por supuesto, hizo desaparecer todos los detalles clasicistas. El
carácter, de todos modos, era algo como la Puerta de Branderburgo. Algo
que iba en Berlín, y que también se adaptaba muy bien a San
Petersburgo..... Así con Behrens, yo, aprendí la gran forma, ¿me
entiende?, ¿entiende lo que quiero decir? (En 1912, Mies fue a la Haya
con los dibujos de Behrens para una casa para la Señora Kröller. Mies
hizo una maqueta de madera y pinto lienzos que no gustaron a la señora
Kröller me dijo que había vuelto a pensarlo con su marido y que no
quería que yo siguiese con aquel proyecto. Asi, nunca trabaje con
Berlage. Tenía una habitación muy grande a mi disposición, y en sus
paredes había unos 50 Van Gogh. Así, sin proponérmelo, me convertí en un
experto en Van Gogh. No podías evitar mirar esos cuadros a cada
momento. Bien, hice mi propio proyecto y entonces ellos decidieron,
después de todo, que Berlage tendría el encargo).
La Bolsa de Amsterdam de Berlage me había impresionado enormemente.
Behrens era de la opinión de que estaba totalmente pasado, pero yo le
dije: "Bueno, suponiendo que no te equivoques hasta el fondo". Se puso
furioso; me miro como si quisiera traspasarme. Lo que más me interesa de
Berlage, era su cuidadosa construcción, honesta hasta la medula. Y su
actitud espiritual no tenia nada que ver con el clasicismo, nada con los
estilos historicistas.
Era realmente un edificio moderno. Despues de Berlage tuve que
luchar conmigo mismo para alejarme del clasicismo de Schinkel. Y después
de la guerra, creo que en 1919, intente hacer un edificio triangular de
cristal. Porque estaba usando el cristal, estaba preocupado por evitar
enormes superficies muertas, reflejando demasiada luz, y por eso rompí
las fachadas un poco, en planta, de forma que la luz cayera sobre ellas
con ángulos diferentes: como un cristal, un cristal tallado. Eso era
para un concurso. Se expuso en Berlín en el Viejo Ayuntamiento. Metieron
mi dibujo en un rincón oscuro, probablemente porque pensaron que era un
chiste. Entonces intente trabajar con superficies mas pequeñas de
cristal, y ajuste mis franjas de cristal a la luz y entonces las ajuste
en un plano de plastilina. Así encontré la curva, y si la gente dice que
lo he copiado de Arp, puedo decirles que no tuve nada que ver con el.
No había intención expresionista. Quería mostrar el esqueleto, y
pensé que la mejor manera seria simplemente ponerle una piel de cristal
(las próximas fechas son el diseño y supervisión de un bloque de pisos
para la Wissenhofsiedlung en Sttutgart, 1927, y mas tarde el Pabellón
Alemán para la Exposición de Barcelona).
Al final de las charlas sobre el propósito de esta exposición quedo
claro que iba a ser simplemente un espacio representativo sin ningún
objetivo especifico. No se iba a exponer ningún objeto en el, nada. Pero
por supuesto, teníamos que incluir algún mobiliario, y no tan solo
piezas antiguas. Así, diseñamos la silla Barcelona, por el. Los cojines
estaban cubiertos de piel de cabritillo. También había algunos
taburetes. Para decirle la verdad, nunca los uso nadie, ni siquiera en
la ceremonia inaugural.
Desde el mismo principio había tenido una idea clara de que hacer
con aquel Pabellón. pero aun no se había fijado nada, todavía estaba un
poco vago. Pero entonces, cuando visite el almacén de muestras de una
casa de mármoles en Hamburgo, dije, "Dígame, no tienen alguna otra cosa
algo realmente hermoso?". Yo pensaba en aquella pared exenta que tenia, y
entonces me dijeron: "Bueno, tenemos un gran boque de ónice. Pero ese
bloque esta vendido en la North German Lloyd. "Querían hacer grandes
ánforas con el, para el comedor de un nuevo trasatlántico. Así, que
dije: " Oiga, déjeme verlo", y al momento gritaron: "No, no, no, no se
puede hacer, por el amo del cielo, no debe usted tocar esa maravillosa
pieza." Pero, yo dije: "usted déme martillo y vera lo que sabemos hacer
en mi casa". Con muchas reticencias me trajeron un martillo, y tenían
curiosidad por ver si yo iba a hacer saltar una esquina.
Pero no, golpee fuerte el bloque, una sola vez, justo en el medio, y
se desprendió una delgada lamina, del tamaño de mi mano. "Vayan y
púlanme esto enseguida, que quiero verlo".
Y así decidimos usar el ónice. Fijamos las cantidades y compramos la
piedra. El ónice es un material precioso. Se pregunto a Mies si le dio
al pabellón un carácter exótico. No puedo compartir ese tipo de
razonamiento. La gente dice: es aristocrático; no es democrático.
Tonterías, para mi todo es una cuestión de valores, yo intento hacer las
cosas tan bien como puedo. (Barcelona fue en 1929, la Casa Tugenhah en
Brno en 1930. Y en 1930, Gropius sugirió a Mies que debiera hacerse
cargo de la Bauhaus en Dessau. Pero entonces, en 1932, las autoridades
cerraron la Bauhaus).
Esto ocurrió así. Anhalt era el primer estado de Alemania con un
gobierno Nacional-Socialista, y la Bauhaus estaba bajo el control del
estado, aunque estaba subvencionado por el Consejo Democrático de
Dessau, y ese también se volvió Nacional-Socialista.
Ellos dijeron que venían con el encargo de inspeccionar la escuela, y
el Alcalde me pidió que por que no me iba de vacaciones, etc... Yo le
dije: " No, prefiero ver a esa gente". De modo, que montamos una
exposición de primera clase, probablemente la mejor que jamás hizo
la Bauhaus. Pero la decisión, por supuesto, había sido tomada mucho
antes. Ahora solo era una formalidad que la Comisión viniera a ver
nuestras cosas. Sin duda, hicieron un informe demoledor. Y eso fue
el fin. Entonces Mies se fue a Berlín con la Bauhaus, que se convirtió
en una escuela privada.
Alquile una fábrica entre Steglitz y Lichtenfeld, en un canal. La
pintamos de blanco por dentro. Quedo bien. En cierta forma, nos gustaba
más estar ahí que en la Bauhaus. No era tan pretenciosa, ¿sabe? Tras su
valla de madera sucia y desmontada. Los que venían allí, realmente
querían venir. No necesitábamos mucho, tan solo mesas de trabajo.
Funcionamos durante un año o dos, "incluso tuvimos un baile de
disfraces. Pero entonces, un buen día, llegaba yo en tranvía o autobús,
¿y que es lo que vi?. Un condón alrededor del edificio.
Me acerque, "¡Alto!" Yo dije: " ¿De que va la cosa?". Esta es mi
escuela; me pertenece". Pero ahí estaba la Gestapo registrando la finca.
Estaban buscando los documentos fundacionales de la Bauhaus, para
proceder contra el alcalde de Dessau. Por supuesto, el no tenia nada que
ver con todo aquello. A nosotros nos miraban como perfectamente
inofensivos, y lo éramos. Entonces me interrogaron durante varias horas.
El registro en realidad ya se había hecho durante la noche, lo que
nosotros no sabíamos. Pero continuaron interrogándome e interrogándome a
todos mis colaboradores. Pero la policía fuera, con sus pistolas,
empezaba a tener hambre. Llamaron a los cuarteles: "¿Que hemos de hacer?
Tenemos que irnos a comer". De forma que en el cuartel les dijeron: "De
acuerdo. Precíntenlo todo y vuelvan". Y nosotros estábamos fuera, sin
poder entrar. Así que me fui a ver, a Rosenberg, pero el dijo: "La
Bauhaus esta llevada por fuerzas que nos combaten, y eso no puede ser".
También dijo: "¿Por que no le cambio el nombre al venirse a Berlin?". Le
dije: "Pero si lo mejor que ha hecho Gropius ha sido inventar el nombre
de Bauhaus. No lo cambiaria por nada". "Bien -dijo- veré que puedo
hacer". Pero no paso nada. Yo iba a Alexanderplatz una o dos veces por
semana. Te sentabas allí en un banco en una especie de vestíbulo. El
banco era muy estrecho, como los bancos que Federico el Grande tenía en
Sans-Souci para que no se durmieran los pajes. Aquí esperaban que los
bancos fueran tan incómodos que la gente se marchara a su casa. Sin
embargo, un día me recibió. Me dijo: Se exactamente lo que esta haciendo
la Bauhaus. Me interesa, y le diré a Goering que debe ser abierta de
nuevo".
Así que por fin nos escribieron que podíamos volver a abrir y yo
tenia que ir a ver al ministro y discutirlo todo. (En realidad, la
policía exigió la dimisión de Hildeseimer y Kandinsky, la contratación
de simpatizantes nazis, la revisión de los programas, e insistieron en
que todos los profesores rellenaban unos cuestionarios). De modo que
convoque a toda la facultad, los que aun quedaban, y dije: "nos dicen
que podemos continuar. Mi propuesta es que cerremos. Les escribiré una
carta cortes y se lo diré" (Así, en 1938, mies marcho a América).
Yo quiero que las cosas sean sencillas. Fíjese: "una persona
sencilla no es un simple. Me gusta la sencillez probablemente porque me
gusta la claridad, no por la baratura ni nada de eso. Nunca pensamos en
reducir costes cuando trabajamos.
Claro que también queremos encontrar nuevas posibilidades e
investigarlas. Pero, sino parece haber realmente un camino nuevo, no
tememos mantenernos en lo viejo; por ejemplo, en lo que hemos encontrado
antes. Así, ¿sabe?, yo no diseño todos los edificios de forma
diferente. Solo si la tarea o la función lo exigen trabajamos nuevas
posibilidades. De cualquier forma, no son efectos nuevos lo que
perseguimos. Me interesa la estructura clara. Tanto si la haces con
plastilina o con lo que tengas. No me importa. La gente dice que el
hormigón, porque es un material plástico, en un material que puede
usarse para cualquier cosa. Pero eso no es verdad. Si quieres una
estructura clara, debes usar el hormigón también con claridad. Sabes que
también se puede usar sin claridad. Pero, yo no hago eso. Yo quiero una
arquitectura estructural, porque creo que es la única forma en que
podemos tener una comunicación con las esencias de nuestra civilización.
De hecho, prefiero el acero al hormigón. He discutido a menudo con
Häring, peleándome con el, como uno hace con los amigos.
Yo le he dicho: "Tu arquitectura orgánica, no deberías llamarla
orgánica. Deberías encontrar otro termino": Así que el probo
"organhaft", Y a propósito de esto, le dije también: "Nuestras vigas de
acero, han nacido rectas, ¿no? Cuesta un gran esfuerzo doblarlas". La
arquitectura no es un cocktail.
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